2 de enero de 2012

MINORIAS DE LA INQUISICIÓN: LOS JUDIOS

Durante la Edad Media los judíos se establecieron en los puestos de mayor poder junto a la Corte y los monarcas, ocuparon puestos de finanzas, medicina, derecho, siendo lugares de privilegio de la sociedad castellana, en las ciudades ocuparon cargos importantes formando una burguesía que acaparaba las actividades comerciales y financieras.[1]
Debido a lo que parece ser sus grandes dotes mentales y superior aprendizaje ocuparon altos cargos tanto cerca como lejos de la Corte, siendo los que ocuparon todos los puestos de relieve y responsabilidad, siendo muchos ya no envidiados por sus vidas ociosas sino que eran verdaderos maestros de las finanzas, tanto que los Reyes Católicos necesitaron de financieros judíos como los señores Abraham Senior e Isaac Abarbanel para pagar la conquista de Granada y la financiación de los señores Luis de Santángel y Gabriel Sánchez para el viaje de Colón[2]. Por su inteligencia el historiador Thomas Lower nos da una lista de posibles judíos: Alonso Manrique (Inquisidor general); Diego de Deza (Inquisidor general); Tomas de Torquemada (Inquisidor general); Luis Vélez de Guevara; Bartolomé de las Casas; Mateo Alemán; Melchor Cano; Hernando del Pulgar; Francisco Villalobos; Andrés Laguna; Antonio Pérez; Fernando de Rojas; Luis Vives; Juan de Ávila; Baltasar Gracián; Diego Laínez; Fray Luis de León; Santa Teresa de Jesús; Luis de Góngora; Miguel de Cervantes; Cristóbal Colon.
A parte de todos estos grandes personajes de la Historia de España, no hay que olvidar el ejemplar llamado el Libro Verde de Aragón donde se narra toda la genealogía de las familias nobles aragonesas y en todas hay ascendencia judeoconversa, en 1623 se quemo el libro y todas las copias por los problemas que había causado. En 1560 el cardenal Francisco Mendoza y Bobadilla por el despecho de no haber entrado dos miembros de su familia en una orden militar escribió a Felipe II un memorándum llamado Tizón de la Nobleza de España, que se ha seguido publicando hasta el siglo XIX, en el que se demostraba que toda la nobleza era de ascendencia judía, un ejemplo es la familia de los Henríquez de donde Fernando el Católico descendía[3].
Durante los siglos XI, XII y XIII hubo una buena coexistencia entre las tres religiones (cristianos, judíos y moros) que fue cambiando desde la victoria cristiana en la batalla de las Navas de Tolosa de 1212, a partir de ese momento los cambios a la sociedad judía en especial fueron creciendo, en el siglo XIV la situación empeoro debido a los problemas ambientales y climáticos con malas cosechas, epidemias y enfermedades que asolaban Europa, necesitaban un chivo expiatorio, el judío fue elegido para cumplir ese papel.[4]
En el siglo XIV la cosa empeoro bastante con persecuciones hacia los judíos por las envidias de los cristianos viejos produciendo en 1391 unos cien mil judíos muertos[5] en las calles de los reinos peninsulares, esto produjo que gran cantidad de ellos llenaran las iglesias para que pudieran ser bautizados. Su número fue aumentando en el siglo XIV y XV creando el termino de cristianos nuevos, porque llevaban poco tiempo en la religión cristiana; conversos, porque habían sido convertidos; confesos, porque confesaban en su conversión ser ya reprobada la ley de Moisés. También se les decía marranos, por corrupción de la palabra marran-atha[6] que en el sentido natural el señor viene, siendo siempre en tono despectivo.
El origen de la Inquisición está unido a esta gran problema judío que difícil de explicar, Thomas Lower nos lo cuenta en el sentido de que fue necesario expulsarles, algo que no puede ser criticable porque en Europa dos siglos antes ya se estaban expulsando, porque ellos prohibían el asentamiento del feudalismo como control total de la Corona y de los nobles. Juan Antonio Llorente nos comenta que debido a que muchas conversiones fueron por el miedo que por amor hacia el cristianismo, los nuevos judeoconversos siguieron practicando su religión a escondidas siendo la causa que unida al deseo de Fernando el Católico de confiscar sus bienes y a la necesidad del Papa Sixto IV de crear una jurisdicción en Castilla, estas dos ideas son el verdadero surgimiento de la Inquisición. El doctor José Martínez Ruiz también de acuerdo con Llorente en el hecho de las conversiones falsas añadiendo que esto fue criticado por la sociedad de cristianos viejos y fue la justificación religiosa para el establecimiento de la Inquisición española.
El doctor José Martínez Millán en su libro La Inquisición española nos narra diversas etapas la persecución que sufrieron los judíos y judeoconversos que no fue lineal, sino que tuvo momentos de gran auge y otros que este problema desapareció del panorama político del momento:
La primera etapa puede ser entre 1480 y 1521, la etapa más triste cuando quemaron a mayor numero de conversos los diferentes tribunales, los que ocupaban cargos importantes mandaron cartas a las Cortes exponiendo su malestar por la implantación de esta institución.
La segunda etapa coincide con los últimos años del reinado de Felipe II y los inicios de Felipe III, surgió por motivo de las visitas de distritos realizadas, en 1593, por determinados inquisidores. La persecución parece un poco difusa muchos historiadores lo han explicado como consecuencia de la anexión de Portugal lo que facilitó la entrada de judeoconversos a Castilla, Martínez Millán lo ve mucho más complejo con la pérdida de poder del partido castellano al ser expulsado de la política de Felipe III.
La tercera etapa es aquella que se realiza durante el reinado de Felipe IV en la que podemos encontrar dos sub etapas, la primera con el valimiento del Conde Duque de Olivares con el intento de robo de la actividad comercial que se hizo a las Provincias Unidas y la segunda con el inquisidor general Diego Arce y Reinoso con lo que se revitalizo la política de los Austria con antiguas formas de gobierno y un nuevo momento para la Inquisición con personas cercanas al inquisidor. Finalmente la cuarta etapa vino con Felipe V, solo nombrarla ya que se sale de nuestro estudio.


[1] Bennassar Bartolomé, Inquisición española: poder político y control social. Barcelona, Ed. Crítica 1981 pp126.
[2] Lower Thomas, La Inquisición Tomo II. Valencia, Ed. Petronio S.A. pp387.
[3] Bennassar Bartolomé, Inquisición española: poder político y control social. Barcelona, Ed. Crítica 1981 pp128.
[4] Bennassar Bartolomé, Inquisición española: poder político y control social. Barcelona, Ed. Crítica 1981 pp127.
[5] Llorente Juan Antonio, Historia crítica de la Inquisición en España. Madrid, Ed. Hiperión 1980. pp124.
[6] Llorente Juan Antonio, Historia critica de la Inquisición en España. Madrid, Ed. Hiperión 1980 pp124.

No hay comentarios:

Publicar un comentario